Jornada 2022
En noviembre de 2022 se celebró una nueva JDM Anual del Banco Farmacéutico Argentina.
Los resultados fueron:
SEDE | ENTIDADES | FARMACIAS | CANTIDAD DONADA | TOTAL EN $ | ASISTIDOS | VOLUNTARIOS |
CABA | 8 | 13 | 778 | 343.579 | 440 | 44 |
VENADO TUERTO – SANTA FE | 3 | 11 | 568 | 242.731 | 186 | 15 |
TOTAL ARGENTINA | 11 | 24 | 1346 | 568.310 | 626 | 59 |
Una nueva Jornada, una experiencia nueva
El 5 de noviembre último se desarrolló la décima Jornada de Donación de productos de venta libre organizada por el Banco farmacéutico Argentina.
Desde trece farmacias de C.A.B.A. se buscó colaborar con los hogares Juanito, Amparo Maternal, Soles en el Camino, Cuidando Vidas, Siervas de Jesús, Albisetti, Jardín Brotecitos y Villa Palito.
Una propuesta
Si bien cada año es un nuevo desafío, este en particular lo fue más, debido a la difícil situación socioeconómica que atraviesa el país. Pero quizás por ese mismo motivo resulta más conmovedor el gesto de entrega de voluntarios y clientes. “La gente se deja impactar por la presencia del voluntario, la realidad del hogar y la invitación a donar” apunta Oscar. Durante el desarrollo de la Jornada se suceden diversas situaciones que comparten el mismo resultado: todos se van con una provocación de las necesidades de otros, pero ya con una abierta predisposición del corazón a otra realidad.
El soleado sábado porteño fue escenario de un público diverso: gente disfrazada, algunos que iban al recital de Cold Play, otros del interior, todos con diferentes necesidades. Lalo comenta “los invitábamos a colaborar y los clientes donaban al final por la confianza que promovía la gente de la farmacia”. Sin embargo, el proceso no fue fácil.
“Las primeras personas en ingresar al local no nos dejaban pronunciar ni una palabra y esta situación nos retrajo un poco. Igualmente entregábamos el volante a los clientes mientras nos dábamos cuenta de que nuestras expresiones ensayadas se perdían por los pasillos. Sin embargo, algo sucedió: un señor mayor, jubilado, se quedó en la puerta del local después de hacer su compra. Leyendo el volante, su semblante cambió, se dio vuelta, dudó, volvió a entrar y finalmente hizo una donación.” cuenta Verónica, quien rescata el valor de la compañía desde el momento en que llegó a la farmacia asignada “¡qué gran alegría encontrarme con Augusto y Juli, amigos del movimiento a quienes conozco desde hace treinta años! “.
Lalo añade “Realmente la propuesta del BF generaba una sorpresa que predisponía a la donación, aun a pesar de nuestros propios límites, el corazón de la gente se abría, preguntando: ¿Y qué necesita el hogar? En realidad, los primeros sorprendidos somos nosotros”.
Las reacciones de los clientes son variadas. Algunos, luego de terminar su compra, preguntan por el listado de necesidades de la institución, adquieren un producto y lo colocan en la caja con una amable sonrisa. “Otros responden “No me interesa” cuando explicamos la propuesta, pero después vuelven y donan. “¡No tengo dinero!” y luego
donan igual. “¡Pídanle al presidente!” pero regresan a donar… Así, innumerables experiencias que llevan a la pregunta ¿Por qué lo hacen?” comenta Oscar.
Además del desempeño espectacular de los voluntarios (muchos de los cuales habían viajado más de treinta kilómetros para participar), la Jornada no sería posible sin la colaboración de la gente de la farmacia. “Acostumbrada a la rutina, ese día tiene una energía diferente, pues cada empleado sabe que está haciendo algo bueno para personas en situación de vulnerabilidad social, abuso, violencia, abandono, calle, etc. Y se predisponen desde temprano a colaborar con los voluntarios en el arreglo del gesto” continúa Oscar.
La experiencia del voluntariado
Los voluntarios conforman un grupo variado y heterogéneo. Muchos participan de la Jornada desde hace años, para otros es su primera vez.
Noelia cuenta “Tenía que rendir un examen y a igual tiempo buscaba trabajo, recé tanto y pensé que si aprobaba algo bueno tenía que hacer. Comencé a tirar curriculums y me enteré de que había aprobado. Y surgió la convocatoria al voluntariado de la jornada del BF. Creo que nada es casual, que tuve como una llamada, que fui llevada a la Jornada como una oportunidad para mí, para mi persona, que había un sentido mayor en mi participación, estaba por algo, porque Alguien me había llamado”.
Para Luján, la Jornada “fue una ocasión para corroborar el cambio de postura que genera en mí la consciencia de que el otro (cliente de la farmacia, en este caso) es distinto de mí y que —en todo caso— soy yo la que invade su espacio invitándolo a donar. No es “debido” ni de ningún modo exigible que me reciban con amabilidad y muchos menos que participen donando. Además de agradecer porque de hecho sucediese, mientras pasaban las horas me daba cuenta de que esa consciencia en mí me servía de rescate ante el cansancio o la pretensión: sobre los clientes, sobre la Jornada en sí y sobre mí misma. Estaba parada dando mi tiempo y energía, modos y afecto de una manera gratuita, sin proyectos sobre lo que sucedía más que fuera un bien en sí, en el encuentro con las personas y para mi propio crecimiento”.
Verónica no es la primera vez que participa de la Jornada del Banco Farmacéutico, pero en esta ocasión eligió seleccionar cualquiera de los turnos disponibles “Estuve a punto de arrepentirme por este gesto de disponibilidad, entonces pensé: bueno a la tarde o a la mañana; ya me jugué”. Para su sorpresa, los hijos de quienes no le habían prestado la menor atención, dejaban remedios en las cajas destinadas al hogar. “Con mis amigos comenzamos a mirar las filas. Juli me dijo: es Don Giussani. Su afirmación, dicha con tanta certeza, me inquietó; pero ¡¿qué dicen las frases del volante?! las volvimos a releer; ¿es posible que las palabras impresas de don Gius tocara el corazón de la gente y despertara su generosidad? Entonces Juli me dijo: Nosotros, al final, ¿por quién estamos acá? Claro, ¡Por él, por D. Giussani! Pienso luego que es por el don de su carisma compartido, que intercede hoy desde el cielo y está detrás de nosotros, en cada gesto y obra que hagamos”.
Patricia y Silvana participan como voluntarias desde hace años. Patricia sostiene que para ella siempre es un aprendizaje porque le cuesta hablarle a la gente y pedirle que done o invitar a colaborar “A mí me tocó estar sola en la farmacia y una vez que llego ahí rezo el rosario pidiendo me ayude a hacer bien mi tarea de voluntario. Y cuando hablo con la gente aprendo un montón de cosas, pues siempre me sorprende la respuesta de las personas”. Comenta que los empleados de la farmacia estaban muy motivados, pero cuando uno de ellos le preguntó a qué hora era el cierre de jornada, pensó que la estaba apurando, “pero luego me dijo que quería participar donando algo que faltara. Me impresionó mucho, pues lo donó de su propio bolsillo” remata.
Para Silvana fue la primera vez que tuvo una mala experiencia con la gente de la farmacia, ya que al principio parecía que molestaba su presencia. “Buscábamos encontrarnos con la gente que ingresaba al local y la invitábamos amablemente a colaborar. Al principio nos miraban con recelo, pero al hablarles les cambiaba la cara. Esto era muy reconfortante y conmovedor” sostiene.
Amparo tiene veinte años y desde los diez acompaña como voluntaria a su papá y asegura “verdaderamente es un lugar donde me gusta estar. En el contacto con la gente, yo trataba de hacer y decir lo que mejor podía y aunque me trababa al hablar, ellos me esperaban, tenían paciencia; otra persona preguntaba qué es lo que no se había donado…entonces me di cuenta de que “las cosas no las hago yo”. Fue la primera vez que una persona de la farmacia hizo una donación, nos abrazó, agradeció y me dijo “Que Dios te bendiga”.
Para Vicky fue una Jornada distinta porque este año participó a la distancia. Pero aun así se sintió comprometida con el gesto “Lo que ustedes hicieron organizando esta jornada, no sale en la tapa de ningún diario. Pero seguirlos en el whatsapp era leer una de las cosas más bellas que estaban pasando en el país. Sin embargo, nada es inmediato y ni siquiera esto alcanza a veces para participar. En mi caso fue el mensaje de un amigo que me hizo querer no solo contemplarlo pasivamente sino también participar. Supongo que de un modo u otro cada voluntario tuvo su motorcito y el motor de los que donaron en parte fueron ustedes ahí, como voluntarios. ¡¡Qué tesoro tan grande lo que sucedió!! Y eso que me tocó vivirlo de muy lejos. Recién le cantaba a Mateo una canción y una estrofa me hizo pensar en el gesto de la jornada “Por nada olvides, viajero, lo que sienten tus paisanos, seguro que han de querer como se quiere a un hermano”. ¡¡Gracias!!”.
Un gesto gratuito, pues no se espera nada a cambio, un gesto que provoca a la conmoción, que conmueve el corazón frente a una realidad. Un corazón que se conmueve frente a una Presencia que lo abarca todo, que hace que todo brille y sea bello, bueno y verdadero. Y es en las situaciones límites donde nos damos cuenta de Quién dependemos.
Este año en CABA asistimos a 440 personas , contamos con 44 voluntarios distribuidos en 13 farmacias, logramos una donación de 778 productos por un valor de $ 343,579.69. En Venado Tuerto, Santa Fe, quince voluntarios apostados en once farmacias colaboraron con 186 asistidos para quienes obtuvieron 568 artículos por un valor de $ 242.731.
Aunque no se logren cubrir las necesidades del hogar, tampoco cubrimos las nuestras propias, nuestras expectativas, ni la de los demás. Es allí donde surge la pregunta ¿Quién responde a mi necesidad, la de todos? Vale la pregunta entonces ¿cuál es el sentido de la caridad, de todo?
Desde nuestra experiencia de diez años, lo que realmente queremos comunicar es la experiencia a la que todos estamos invitados. Como dice nuestro lema: “Compartir las necesidades, para compartir el sentido de la vida”.