Jornada 2023

En septiembre de 2023 se celebró una nueva JDM Anual del Banco Farmacéutico Argentina.

Los resultados fueron:

SEDE ENTIDADES FARMACIAS CANTIDAD DONADA  TOTAL EN  $ ASISTIDOS VOLUNTARIOS
CABA 8 14 785 800.579 440 50
             
VENADO TUERTO – SANTA FE 4 8 2.312 421.806 158 20
             
TOTAL ARGENTINA 12 22 3.097 1.222.355 598 70

Entre el asombro y la gratitud, siempre una Presencia

La Jornada anual de Donación de medicamentos y productos de venta libre del Banco Farmacéutico Argentina, que tuvo lugar el sábado 9 de septiembre, fue una nueva oportunidad para reconocer la gratuidad de la vida.

Buenos Aires. Invierno de 2023. Tiempo complicado para apelar a la generosidad de la gente y no porque hayan mermado las buenas intenciones y propósitos sino porque vivimos una situación socioeconómica más difícil que el año anterior. Entonces más que nunca encaramos este gesto con la confianza puesta en Otro.

La Jornada no empieza ni termina este día. Son meses de preparación previa, de trabajo intenso no solo del equipo en el que “el constante acompañamiento hizo posible que fuera todo más relajado y posible de disfrutar” según Silvana, sino de “amigos que no son del Banco, pero siempre fueron fieles en su apoyo y compañía”.  Aun así, ese sábado se interponen obstáculos, como describen Amparo “Por la mañana no tenía ganas de ir al BF, pero intuía que el voluntariado me iba a ampliar la mirada. A veces uno se ofusca por situaciones pequeñas que le suceden y cree, por el contrario, que su problema es el más grande” y Adolfo “fui con un montón de prejuicios sobre la gente, el deseo de donar”. Para Sandra, esta es su primera jornada como voluntaria “un día de mucha expectativa por la situación en la cual estamos viviendo en la actualidad, pero la gente respondió con el corazón”, por eso al finalizar la jornada se siente agradecida por poder “dar un granito para ayudar a los que más necesitan”. Sabina reconoce la importancia de atravesar primero las propias barreras “Y algo no menor para mí fue el comienzo, el jugarme en mi ámbito de trabajo y amistad, invitando, dando razones, ¡para lo cual debía tenerlas yo primero! Porque no comunicamos ni entusiasmamos con discursos. Esto me construye, entonces este gesto de gratuidad es también para mí. El bien es para otros y también para mí”. 

Los temores compartidos y muchas veces no expresados comienzan a evaporarse cuando los voluntarios llegan a las farmacias a cumplir sus turnos. “La gente de la farmacia fue muy atenta y me llamó la atención que ellos mismos aportaron” comenta Adolfo. Marisa agrega “Todas las personas (los donantes, los empleados de farmacia) querían ver que la caja de donación llegara a destino, como la concreción de un deseo bueno hecho realidad. Como esa necesidad de que el bien triunfa”. Marina se suma destacando el rol fundamental de los empleados de las farmacias con “las charlas (…) y la disposición a ayudarnos, siendo protagonistas al donar ellos también”. Amparo se asombra de encontrarse con “los farmacéuticos y auxiliares de farmacia con una alegría que no sé de dónde viene”. 

A medida que avanza el día comienzan a verse los frutos. Sabina resume su experiencia de este modo “Durante la jornada experimenté entusiasmo, desazón (cuando no entraba mucha gente o no donaban), alegría (cuando veía en los donantes el interés y la alegría por donar). Pero todo esto vale si lo ofrecemos al Señor como un gesto, ¡porque es un granito de arena el que aportamos a la playa, que Dios quiera con el tiempo sea un médano!”.  En la farmacia donde estaba Adolfo “todos donaban algo, sobre todo la gente humilde. Fue una bofetada a la soberbia mía de creer que conozco a las personas por el aspecto que tienen. Fue entusiasmante ver cómo la gente donaba y se iba llenando la caja”. Los prejuicios se repiten en la experiencia de Marisa cuando “se acercó un muchacho desgarbado, tatuado, ¡y a uno le salió el prejuicio!

“Este no dona, mejor no le decimos nada”. Era de Venezuela y había venido buscando un futuro mejor, había dormido en la calle, pero con el tiempo Argentina le había dado trabajo, una carrera para estudiar y vivienda. Él estaba plenamente agradecido y por eso colaboraba. Y lo hizo donando dos productos. Me pareció una oportunidad de darnos cuenta de qué grande y precioso es el encuentro con las personas, más allá de la cantidad de productos que se puedan dar o no. Y me di cuenta de que Dios me educa a través de eso”.

Al finalizar el día, se entrecruzan los mensajes de los voluntarios. Para Silvana “fue una fiesta y una gracia poder contemplar una Belleza, que Otro la hace y es espectáculo para todos, (…) se superaron todas las expectativas:  farmacias cubiertas todas y donaciones con cajas casi al tope. Dos milagros para esta época”. Marina subraya que “ante estos hechos se evidenció de forma visible y concreta cómo el hombre mira la realidad y opta dentro de su libertad abrir su corazón o cerrarlo dejándolo más amargo y triste. Hoy realmente fue un esfuerzo para mí, pero aún con el cansancio me doy cuenta de que cobra más sentido que haberme quedado con la reducción de un NO como respuesta”. Para Sabina “la jornada fue la ejemplificación de lo que significa ser un eslabón (llegabas y encontrabas una caja preparada por otro, con afecto y delicadeza) participabas de la jornada junto a tu compañero y cuando te ibas dejabas todo para que vengan otros a la farmacia y ellos verían el fruto de lo colectado durante el día. ¡Que educativo esto para uno! Con lo que nos cuesta apartarnos del “éxito humano y propio”. Marina se da cuenta de “lo educativo que fue realmente, no solo para nosotros sino cómo moviliza a donar aún sin tener casi dinero y por otro lado la oposición de negarse rotundamente a hacerlo…o la indiferencia de otros. Solo un corazón conmovido puede reconocer el bien, la gratuidad, la caridad, el amor al prójimo y ante esta colecta ver rostros sonrientes a la hora de ofrecer su donación, aunque sea poquito o quedarse sin nada en los bolsillos”. Amparo se reconoce distinta al final del día “me miré con una mirada nueva, transformada por el modo de estar frente a las situaciones. En un momento dado le dije a Georgina, la auxiliar de farmacia, “así la fe se vuelve concreta”. Y eso es lo que experimenté en la jornada, que la fe se hacía palpable, visible, experimentable en cada rostro, en cada gesto y con cada encuentro”. 

Oscar resume así la experiencia de la Jornada: “Finalizó la jornada, que no solo nos ha conmovido, sino que nos ha dejado asombrados, pasmados, pues no teníamos semejante expectativa de tan brillantes resultados. Y uno se pregunta: ¿cómo es que surge todo esto, que se da esto? Y hoy, ante un hecho concreto nos preguntamos: ¿pero de qué está hecha la vida?, ¿quién hace que todo lo imposible sea posible? Hemos sido testigos de una “Belleza” que no originamos, no la provocamos, no la realizamos nosotros. Porque es la belleza de un corazón conmovido, una mano que da, una palabra de aliento, que hace diferente la vida. Hoy aprendimos algo y es de qué está hecha la vida, de algo que se debe educar, esa nobleza que no es nuestra, pero que aún no la conocemos del todo: la “Gratuidad”.